Reflexión 2

sábado, 23 de enero de 2016

A veces quisiera escribir con nombre y apellido, pero nuuuunca se sabe quién leerá esto algún día.

Resulta que a propósito de una "llamada", me puse a pensar en mil cosas... Me miré al espejo (en realidad no me miré, pero hice un análisis como si lo estuviera haciendo) y me puse a analizar qué tanto he cambiado estos últimos 5 años. En un principio, me encontré bacán, me vi más grande, más madura, más segura, con mayor libertad para viajar, tomar decisiones, con las cosas más claras y con la idea clara de a dónde quería que fuera mi vida. Y claro, muchas cosas han pasado en mi vida que me han llevado al punto donde estoy... Pero al rato, habló esa Daniela pesimista y negativa, o más bien esa que tiene los pies mega puestos en la tierra y pensé: Sigo igual de tímida, no he aprendido ningún idioma, no soy una mujer taaaaan de mundo como hubiese querido a estas alturas, vivo donde mismo, no he podido ahorrar nada estos años (no tengo nada "propio"), nunca practiqué el manejo (sigo siendo dependiente de otros para moverme) y me di cuenta que en verdad, soy bien "ahí no máa" (más encima, estoy como 10 kg más gorda que cuando estaba en la U). Así, como buena Daniela que soy, me bajé de mi nube y asumí eso po, que soy "ahí no má!".

A la mañana siguiente, mientras me duchaba (siempre que me levanto temprano, despierto mega racional y con todas las ideas en su lugar y sieeeempre las analizo mientras me ducho, ni antes ni después), tuve otro pensamiento o reflexión, y es que tomando las dos primeras, llegué a una tercera conclusión: Sigo siendo en esencia la misma de siempre, ¿he cambiado? -Sí; ¿Soy mejor? -Sí. Todo lo demás, que quisiera ser y tener, puede venir con el tiempo, pero no es relevante, creo que mi mayor cambio y el más importante ha sido mi vida de fe y mi seguridad adquirida gracias a mi trabajo (que por cierto creo hacer bien).
Además, me di cuenta, que si a alguien le importan más las cosas superficiales que NO tengo, es porque esa persona, no es, lo fue y nunca será para mi. Ahora, quien me valore por lo que soy y por lo que puedo llegar a ser (porque soy muuuy perfectible), es porque realmente me valora. 

Y por último, lo que piensen otros de mi, me debe valer madre (como dicen los mexicanos que tanto quiero), porque cuando yo estoy bien conmigo, lo reflejo y eso es lo que importa.

1 reclamos:

Roberto Berríos dijo...

Creo que todos hemos pasado por reflexiones parecidas. Tu forma de escribir me encanta. Saludos